Cada año se repite la misma historia. La compañía de la manzana presenta un nuevo iPhone, a veces llegando a ser el mismo que el año anterior, pero con pequeñas mejoras; aunque en otras ocasiones, siendo una innovación completa.
De igual manera, cada año Apple libera sus informes de ingresos, afirmando que las ventas son mejores que nunca, que el iPhone es el teléfono más exitoso de la historia, y que su plataforma sigue siendo el punto de referencia para la competencia. Pero esto ha llegado a su fin, al menos por ahora.
Esta semana, el CEO de Apple, Tim Cook, decidió corregir a la baja las previsiones de las próximas cuentas de Apple. En números estaríamos hablando de una diferencia de 9.000 millones de dólares en ingresos con los que la compañía no contará para el primer trimestre del 2019.
El CEO también aprovechó para enviarle una carta a los inversores, que luego del cierre de las bolsas se hizo pública; además, la compañía decidió pausar la compraventa de acciones antes del anuncio de Cook.
No obstante, hay pocos motivos para juzgar la situación de Apple. Siendo sinceros, los nuevos iPhone no se están vendiendo tanto como lo tenía pensado la compañía. Y no es que sean un fracaso, el problema radica en su precio.
Los nuevos teléfonos de Apple son muy caros
Que los nuevos iPhone sean demasiado caros es una crítica tan repetida que ya no hace falta decirlo. Pero en este caso, parece inevitable llegar a la conclusión de que pedir casi 1.000 dólares por un teléfono no está al alcance de cualquier usuario.
La misma compañía sabe lo que está pasando: en el momento del anuncio de su presidente, la página de Apple inició una promoción para hacerse «un iPhone XR por 500 dólares y un iPhone XS por 800 dólares», la condición para adquirir una de estas dos referencias por ese precio es entregar un iPhone viejo a cambio.
Pero el precio no sería el único motivo de este bajón en ventas, hay otro factor decisivo que ha hecho que mucha gente haya preferido quedarse con su teléfono viejo: la promoción para cambiar la batería del iPhone a un mejor precio.
La obsolescencia programada persiste
Hace un año el mundo fue testigo de la gran polémica de Apple al saberse que la compañía reducía el rendimiento de los iPhone si se detectaba que la batería había perdido vida útil.
La obsolescencia programada de hizo real. Durante años, la compañía de la manzana se ha visto acusada por ralentizar sus teléfonos para obligar a los usuarios a comprarse el modelo más reciente y esto pudo ser comprobado.
En su defensa, Apple explicó los motivos de esta función y ofreció una opción para desactivarla, y también otra para reducir el precio de cambio de batería en los iPhone.
En esta última decisión fue donde se centró Cook, asegurando que sería otra causa más para las bajas ventas de Apple. El CEO afirmó que algunos usuarios han preferido seguir usando su teléfono viejo, con la batería cambiada. Y al hacerlo, admitió dos cosas. Que dada la opción, muchas personas prefirieron no cambiar su iPhone; y sobre todo que la «obsolescencia programada» es uno de los grandes aliados en las ventas de sus teléfonos.